El árbol de Diana

lunes, marzo 20, 2006

Sin título

Admiro a las personas que persiguen sus sueños, a las luchadoras y a las valientes. Las personas que hacen lo que tienen ganas de hacer y que no reducen su vida a un plan predeterminado por la sociedad, su familia, su jefe/a o por ellas mismas.

Admiro a las personas creativas, que son capaces de plasmar la complejidad de sus ideas, y por encima de todo a quién expresándolo me hace pensar. Admiro a los que en su discurso pueden ser poetas y macarras a la vez. A los que saben hablar sin tapujos ni complejos, sin prejuicios ni vergüenzas. Y a los que saben callarse a tiempo y no invaden el espacio personal de los demás.

Admiro a los que viajan solos, a los que conocen a las personas más que las ciudades y a los que jamás dejan de aprender. Me gustan las personas que leen en el metro, que duermen la siesta y que se quedan despiertos hasta las mil.

Adoro a los que me hacen reír y me ayudan a llorar. A los que saben estar en silencio y a los que canturrean mientras trabajan. Me gusta la gente observadora y los que tienen memoria y no olvidan que fueron niños. Los que llenan su casa de recuerdos y tienden a almacenar objetos inservibles que piensan que acabarán valiendo para algo. Me gustan las personas que saben decir "no lo sé pero lo aprenderé"

No sé por qué escribo esto, quizá porque me acuerdo de todos/as aquellos/as que han inspirado cada una de estas frases